Por Ignacio Armendariz especial para Clarín Rural

La industria de la maquinaria agrícola es noticia de la mano de informes que plantean un escenario altamente complejo para el sector. Desde la caídas -ya previstas- anunciadas por el INDEC hasta datos negativos de actividad de diversa fuente.

Ingresamos a 2018 de la mano de un 2017 donde el productor agropecuario realizó inversiones que tenía demoradas. El año comenzó con una expectativa favorable que se vio confirmada por los volúmenes producidos y comercializados en el primer trimestre. A partir de ahí, todos fuimos testigos de los efectos de la sequía y luego del exceso de lluvias en momentos de cosecha, del aumento de las tasas de interés y de los vaivenes de la economía que impactaron negativamente a todos los sectores del país.

La industria ya se encuentra trabajando dentro de la coyuntura, acomodando sus estrategias a este escenario complejo. Si bien no vemos un cambio de tendencia para lo que resta del año, creemos que se trata de una situación transitoria, compleja y excepcional que vamos a poder atravesar.

En esta etapa del año ya contamos con mayor información para abonar expectativas superadoras de la situación actual: el aumento previsto del 25% en toneladas para la campaña agrícola 2018/2019 (140 millones de toneladas) comunicado esta semana por la Secretaría de Agroindustria de la Nación, las previsiones de inversión de parte de productores publicadas por un estudio de la Universidad Austral y la necesidad de mejorar su productividad, son algunos datos que contribuyen a generar una expectativa cautelosamente optimista.

Es más, estos pronósticos cobran relevancia ya que el campo argentino se mueve por expectativas. Si el productor cree que va a tener un buen año, avanza. De todos modos, a la ecuación de aquellos datos alentadores y a la expectativa favorable les falta un elemento esencial: tanto el campo como la producción necesitan contar con financiamiento. Debe haber un cambio de tendencia en este punto para devolverle la dinámica a la inversión productiva, retornar a números positivos y volver a lograr crecimiento.

Confiamos en que el financiamiento con tasas y plazos acordes a este tipo de inversión vaya reapareciendo y que a partir del segundo trimestre de 2019- ya con los resultados de la cosecha a la vista-, logremos salir hacia un escenario mejor. La agricultura, la ganadería y las producciones regionales necesitan una gestión óptima de los recursos para minimizar los costos, elevar la productividad y generar rentabilidad. En este sentido una de las inversiones más importantes en valor es la de la maquinaria agrícola. Aumentar la eficiencia utilizando maquinaria más moderna y productiva es una de las claves para lograr de nuestro país el inimaginable potencial que tiene como productor de alimentos y como industrializador de estos.

Sabemos que más allá de los números de la cosecha y de las expectativas de los productores, un 80% de la maquinaria agrícola se adquiere mediante crédito. Las actividades productivas, todas ellas, necesitan imperiosamente contar con un sistema de financiamiento razonable, previsible y sostenido en el tiempo.

Estamos viviendo una situación que nos toca transversalmente a todos, por eso es necesario continuar poniendo lo mejor de nuestro trabajo y nuestro conocimiento; creemos que ese es el desafío de la hora y, en lo particular, como industrias con muchos años de arraigo en el país seguiremos haciendo el mayor de los esfuerzos para mantenernos junto al campo argentino y su gente.

Fuente: Clarín